viernes, 2 de septiembre de 2016

Otra vez...

Otra vez somos tú y yo.


He vuelto rota y descocida, he vuelto torcida y marchita, pero aquí me tienes contigo porque sé que me has echado de menos tanto como yo a ti. Sé que me has maldecido por tanto tiempo de abandono y, probablemente, estés derramando veneno ya que ahora me tienes aquí, otra vez vulnerable y dándote paso. Después de todo tenías razón es difícil dejar de ser un clavo, me acostumbré tanto a ser golpeada que intentar ser martillo no funcionó.

He sido estrujada un año y medio, he sido saboteada y me convertí ahora en esto, un gato loco que corre por los tejados, maullándole a esa luna que no sale desde hace un tiempo. El frío está estrujándome, cada atardecer es un dolor y apenas cae la noche mis ojos se abren como dos cortinas y mis pupilas se dilatan, el miedo me recorre y la pequeña cabeza que tengo sobre este cuerpo frío no deja de trabajar. ¡QUÉ MIEDO¡

Vuelo entre recuerdos, muero entre las sábanas de aquel cuarto en el cual no puedo dormir desde hace meses. Llegan las 3 de la mañana y escapo cual gato asustado, soy tan cobarde que no puedo enredarme en aquellas sabanas otra vez y vuelvo hacia la sala, mi único escondite, con mis dos canes, fieles y amantes compañeros, duermen conmigo y mi corazón trata de ser feliz, pero es tan difícil en este crudo invierno.

¿Qué haces cuando todo se acaba?... Yo recorro los bares, salgo con amigas que tienen el hígado como corazón, las cuido, me cuidan y nos queremos, asisto a clases y no hablo, ni observo solo bebo café de la máquina y ya tengo mi favorito este se llama: Mokaccino y su precio es tan bajo como el sueldo que aún no tengo. También estoy en casa y casi todo el día duermo con mis canes, ya no me arreglo mucho, solo me hago una cola con mi cabello corto y si pudiese usar la misma ropa todos los días lo haría porque me es indiferente.

¿Qué ha pasado? Mucho en tan poco tiempo. He perdido “amigos”, he ganado un perro. Mi abuela ya no me dice las cosas graciosas que antes me decía. Papá luce cada vez más enojado conmigo. Mamá cada vez pierde la paciencia y suele decirme que luzco “desconectada”. Y no lo entiendo, si ando todo el día prendida del celular, mal chiste. Mi hermana cada vez más delgada y libre y yo cada vez más fantasma que persona. Ha pasado tanto que ya no sé en qué punto me perdí.


El día de hoy me siento derrumbada, derrotada, llena de preguntas, vulnerable y no es porque sea débil es porque todos en algún momento tenemos esos días en los que despertar es tan difícil, pensamos en morir y reinventarnos, queremos desaparecer y que nadie nos busque, nos sentimos insoportables y perdidos, lamentable es tener que despertar y moverse como si lo que sucediera fuese 
tan poco.


No hay comentarios:

Publicar un comentario