jueves, 15 de septiembre de 2016

Ilusiones huérfanas.




Me di cuenta de que todo era mentira desde que estoy sentada en este fúnebre sofá.
Ate mi cabello, me puse la polera más suelta y cómoda que encontré, y acto seguido un pantalón muy suelto, me veo como un payaso sin sonrisa. Me di cuenta mientras mordía mis manos que uno extraña esas pequeñas ausencias y que a veces es inevitable controlarse, pero ahí estamos muriéndonos con la duda mientras agujereamos nuestras manos a punta de mordiscones.


Mis ilusiones se quedaron huérfanas desde que se quedaron así no saben a dónde ir, ni que hacer lucen pálidas, inertes y se sientan sobre la vereda a esperar ser rescatadas mientras la dueña se hace un mundo en el sofá, se ahoga a punta de cigarros y se toma la manzanilla caliente para empezar a acostumbrarse al infierno en el que le tocara vivir. Así no se puede vivir, conejo.


No es posible vencerse así mismo, pero es difícil sobrellevar la vida cuando lo único que quieres hacer es ahogarte a ti misma. Soy consciente y nada me está funcionando, quisiera poder mantenerme bien, pero termina el día y el frió me es insoportable y aparecen los ojitos tristes cabizbajos, risueños y funestos. ¡Ah!...Quisiera poder decir todo lo que siento es decir hablarlo, expresarlo a viva voz, pero soy tan cobarde.

Y en el desierto de mi alma intento encontrar algo de arte, algo de amor, pero es imposible y cuando quiero no existe y no está, maldita la vida que nunca me tiene nada bueno y nada bello solo me ha convertido en un enredo que se sienta cada noche y pretende escribir al final creo que mi único propósito es divertir mientras me desgarro. PENA.

¡Que joda! Maldita joda la que debo estar viviendo y hasta quiero gritarlo, pero a cambio de eso he elegido escribir mientras el 50 % de mí se quiere ir a dormir y el otro 50% se aferra al insomnio. ¿Qué puedo hacer para que esta pequeña de ojos claros no se quiera morir?...Ya no sé.


Entonces me abrazo a mí misma, me dispongo a olvidar aquello que no me deja pensar, tomo un sorbo de manzanilla y luego me agarro a mí misma las manos como si estuviese enamorada de mí, una caricia en la cara y ese suspiro desgarrador que sale después de la resignación y me digo: Solo te debes a ti y a la luna lo demás no vale la pena. Y tal vez tengo razón o tal vez quiero pensar que es así o tal vez deba dormir.


lunes, 12 de septiembre de 2016

Dichosos los muertos.

“Los muertos no necesitan aspirina o tristeza supongo”.


Mientras los que estamos vivos andamos por la acera llenándonos de pensamientos y auto flagelándonos, despertando de lunes a viernes a las 6:00 am y hundiendo nuestros ojos, los vivos estudiamos, nos enamoramos, trabajamos, fumamos, tomamos y a la noche nos ahogamos en el llanto entre sábanas y almohadas que retienen y sostienen nuestra cabeza que anda siempre a punto de estallar.  

Decrépitos, tristes, ahogándonos, dejando el nudo en la garganta, miramos el techo y los pensamientos no nos dejan en paz, vivimos atormentándonos por las guerras pérdidas, tragamos palabras y nadie nos podrá entender porque no lo queremos. ¡Pobre nuestro corazón que siempre está marchitándose!
Somos tan crueles los vivos, somos tan déspotas, tan duros y radicales, hemos perdido la inocencia y la alegría en cambio de una sonrisa tenemos una línea recta por boca y la mirada dura y punzante, no tenemos ya la fragilidad que antes poseíamos, ya no sabemos amar y no queremos sentir, todo es una desgracia y todo es tristeza es ahí donde los muertos se vuelven DICHOSOS.

Ahora entiendo porque tanto suicidio, ahora entiendo porque tanta soledad. Nos sentimos desgraciados apenas se oculta el sol, dejamos que la vida nos coja como su puta y nos espante los sueños ,somos meretrices y la vida nuestro gran proxeneta, nos pega, nos maltrata y nos quita el dinero; terminamos sollozando y lamiendo nuestras heridas ,esas que nunca han de sanar porque el ser humano no sabe perdonar, ni perdonarse.

Me apena ser parte de este mundo y me detesto por cada mañana sentirme vacía, sentir que la vida no me ama a veces me odio y al llegar la noche también me ahogo y relamo mis heridas como un perro sin dueño al cual han flagelado en la calle y evito seguir soñando. Cada noche me quiero dar por vencida, cada noche quiero tirarme a la calle cual bote de basura y ser llevada lejos…! POBRES LOS VIVOS!




viernes, 2 de septiembre de 2016

Otra vez...

Otra vez somos tú y yo.


He vuelto rota y descocida, he vuelto torcida y marchita, pero aquí me tienes contigo porque sé que me has echado de menos tanto como yo a ti. Sé que me has maldecido por tanto tiempo de abandono y, probablemente, estés derramando veneno ya que ahora me tienes aquí, otra vez vulnerable y dándote paso. Después de todo tenías razón es difícil dejar de ser un clavo, me acostumbré tanto a ser golpeada que intentar ser martillo no funcionó.

He sido estrujada un año y medio, he sido saboteada y me convertí ahora en esto, un gato loco que corre por los tejados, maullándole a esa luna que no sale desde hace un tiempo. El frío está estrujándome, cada atardecer es un dolor y apenas cae la noche mis ojos se abren como dos cortinas y mis pupilas se dilatan, el miedo me recorre y la pequeña cabeza que tengo sobre este cuerpo frío no deja de trabajar. ¡QUÉ MIEDO¡

Vuelo entre recuerdos, muero entre las sábanas de aquel cuarto en el cual no puedo dormir desde hace meses. Llegan las 3 de la mañana y escapo cual gato asustado, soy tan cobarde que no puedo enredarme en aquellas sabanas otra vez y vuelvo hacia la sala, mi único escondite, con mis dos canes, fieles y amantes compañeros, duermen conmigo y mi corazón trata de ser feliz, pero es tan difícil en este crudo invierno.

¿Qué haces cuando todo se acaba?... Yo recorro los bares, salgo con amigas que tienen el hígado como corazón, las cuido, me cuidan y nos queremos, asisto a clases y no hablo, ni observo solo bebo café de la máquina y ya tengo mi favorito este se llama: Mokaccino y su precio es tan bajo como el sueldo que aún no tengo. También estoy en casa y casi todo el día duermo con mis canes, ya no me arreglo mucho, solo me hago una cola con mi cabello corto y si pudiese usar la misma ropa todos los días lo haría porque me es indiferente.

¿Qué ha pasado? Mucho en tan poco tiempo. He perdido “amigos”, he ganado un perro. Mi abuela ya no me dice las cosas graciosas que antes me decía. Papá luce cada vez más enojado conmigo. Mamá cada vez pierde la paciencia y suele decirme que luzco “desconectada”. Y no lo entiendo, si ando todo el día prendida del celular, mal chiste. Mi hermana cada vez más delgada y libre y yo cada vez más fantasma que persona. Ha pasado tanto que ya no sé en qué punto me perdí.


El día de hoy me siento derrumbada, derrotada, llena de preguntas, vulnerable y no es porque sea débil es porque todos en algún momento tenemos esos días en los que despertar es tan difícil, pensamos en morir y reinventarnos, queremos desaparecer y que nadie nos busque, nos sentimos insoportables y perdidos, lamentable es tener que despertar y moverse como si lo que sucediera fuese 
tan poco.